Hoy me levanté, como casi siempre, a las 5:05 de la mañana y me preparé para ir a hacer ejercicio. Dudé un poco porque hoy, primero de enero, es un día en que la mayoría de la gente se levanta tarde y hay como una tendencia a quedarse un rato más en la cama; no solamente por ser día primero sino, también, por ser domingo. Sin embargo, acostumbrado como estoy, a levantarme a esa hora, decidí superar esos pensamientos de duda y me preparé para ir al parque, donde acostumbro hacer un rato de ejercicio: entre 45 minutos a una hora.
Una vez en el parque, empecé a hacer ejercicios en unos aparatos que hay ahí, y que los he vuelto parte de mi rutina.
Cómo es natural, en estos días de invierno, y sobre todo, día festivo y además, fin de semana, pues es prácticamente normal que nadie se aparezca por ahí.
Sensación extraña
Empecé a realizar algunos ejercicios en los aparatos y, después de unos minutos, tuve la sensación de querer retirarme de ahí. Pero no había una razón real que lo justificara. Es decir, por ejemplo, a veces que llegan personas que están ahí “molestando” ocupando demasiado tiempo los aparatos, o que llevan bocinas con música, o a veces llegan 10 personas con 20 perros; tampoco estaba lloviendo, ni había llovido en la noche. En esta ocasión, lo único que era un poco molesto era el aire que se respiraba lleno de humo. No olía como a quema de cuetes o fuegos artificiales, sino como de alguna quema de basura o como si hubiera habido un incendio en las cercanías.
Seguía mi duda de continuar con mi rutina de ejercicios o suspenderlos. Estaba solo, no había nadie más. Aunque a veces me ha sucedido eso, existe la experiencia de que al poco tiempo aparece alguien y el sol empieza a clarear el día. Pero en esta ocasión, día festivo, es muy poco probable que alguien se levante y ande por acá.
¿Podría ser el riesgo de ser asaltado? Aunque otras veces lo he pensado, la realidad es que durante los últimos años que he ido, casi diariamente, no ha sucedido eso ni me he enterado de algún caso.
No encontraba yo la razón de esa sensación, tampoco tenía yo prisa por llegar a realizar algo especial o ir a alguna otra parte; sin embargo decidí interrumpir y regresarme a mi casa.
Generalmente acostumbro caminar por las calles a esa hora, no por las banquetas, básicamente porque en las banquetas hay más probabilidad de encontrarse caca de perro además de que las banquetas están desniveladas; así que, caminar por las calles siempre es un poquito más práctico digamos y cómodo se podría decir. Generalmente camino por las calles donde obviamente hay muy poco tráfico a esa hora de la mañana ¿madrugada?
Recibí la sorpresa
Entonces, en la primera calle, después de salir del parque, iba caminando y me encontré una moneda, pero no de las de 10 centavos que me he encontrado durante muchos años. Esta vez era una de un peso. Traía un pañuelo desechable, tomé un trozo y recogí la moneda. Pero al agacharme noté que había otras dos ahí cerca. Decidí tomarles una foto y también las levanté.
Por alguna razón, que no entiendo todavía, giré mi mirada hacia la izquierda y vi otras monedas en el pavimento, a esa hora, todavía está oscuro, me acerqué y noté, con más claridad, que no eran dos o tres monedas sino más. Instintivamente me agaché a recogerlas pero me dí cuenta que eran muchas más de las que había visto.
Así que me levanté, observé, parado a mitad de la calle, reflexioné un poco, voltee para ver si había alguien cerca a quien se le hubieran caído, observé hacia las casas, edificios y las banquetas por si eso fuera una trampa ¿Qué tal si al estar recogiendo las monedas de pronto salen varios y me asaltan?
No vi a nadie más, saqué mi teléfono y les tomé dos fotos.
Eran muchas monedas.
Esto de encontrar muchas monedas en un solo lugar me ha pasado antes en dos ocasiones: en una, me encontré como 10 o 12 monedas de 10 centavos y en otra, varios años después, me encontré como 50 o 60 monedas de 10 centavos, ahí, en un solo lugar tiradas. Esas dos veces fueron en la banqueta. Esta vez no eran monedas de 10 centavos ni de 50 centavos sino de un peso y de dos pesos.
Me dispuse a recoger las monedas: una, dos, tres, cuatro, uuyy ¡¡¡muchas!!! Las guardé en mi bolsa. Al terminar de levantarlas tenía una sensación indescriptible; porque, si tú has leído mi novela, sabrás que hay cosas que me han pasado en la vida y que yo llamo señales y esas señales han tenido ciertos significados que me ha llevado tiempo descubrirlos.
Recuerdos de algo similar
Así fue en el 2020 cuando me encontré, en ese parque, dos billetes de 20 pesos y que justamente, al final del año comprobé el significado en función a los proyectos que me habían resultado y luego al siguiente año que me encontré un billete de 20 pesos, también a media calle, en el pavimento, en esa madrugada fue cuando iba yo hacia el parque. El año anterior fue cuando me encontré un billete de 100 pesos, en una banqueta cerca de mi casa cuando decidí hacer un ritual de agradecimiento en camino al banco donde mi padre tenía una cuenta. También esa señal tuvo relación con los ingresos por proyectos.
Todos esos recuerdos me empezaron a llegar y la emoción de querer entender el significado.
Aunque tomé las fotos, como una especie de constancia del suceso, todavía no sé si las voy a mostrar. Al menos no por el momento. No porque tengan algo en especial, sino porque es una sensación de que son cosas personales y como que no siempre deben demostrarse o no deben demostrarse inmediatamente, si no hay que esperar un tiempo.
Me cercioré de que, al menos en ese tramo de la calle, no había más monedas. Sí claro, cuidándome de que no apareciera de repente un carro, una motocicleta o un ciclista en sentido contrario… así acostumbran.
Me sentí agradecido, sorprendido con una emoción de felicidad, me sentí energizado.
Empecé a caminar unos pasos para ir a hacia la casa y apareció una señora, con un perro, caminó hacia el parque. No ví a nadie más.
Saqué el celular para ver la hora y creí ver las 5:13 de la mañana pero debieron de haber sido las 6:13 cuando terminé de levantar las monedas.
Estoy ansioso de querer descubrir el significado de esta señal que estoy recibiendo el día de hoy.
Le preguntaré a mis imágenes cuánticas.
¿Qué te deja leer este suceso?
P..D. No me preguntes por qué no voy al club.
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3 enero
Sigo revisando lo que me sucedió.
Me doy cuenta que la calle donde me encontré todas estas monedas, está casi en el cruce de la calle que relato en mi novela, donde encontré a la mujer que vende (o vendía) pulque, que está a pocos metros de distancia.
¿Estarán relacionados estos dos sucesos?