Recibí una lechuza aquella mañana, el pergamino firmemente atado a su pata. El mensaje era claro y conciso: Vilma venía a la Ciudad de México. Para mí, esto no era simplemente una oportunidad de verla en persona, sino una ocasión de oro para presentarle mi novela y hablarle de mis terapias. Quienes han escuchado sus entrevistas comprenderán por qué esto era tan importante. La lechuza había llegado con tan solo un día de anticipación, dejándome poco tiempo para ajustar mi agenda. Tras una breve consideración, decidí que debía ir. Sin embargo, el clima parecía conspirar en mi contra con sus lluvias interminables.
El día del evento, mientras recorría el Paseo de la Reforma bajo la llovizna, recuerdos de mi juventud y mis primeros encuentros con la magia acudieron a mi mente. Cada esquina evocaba un evento diferente: cursos impartidos, reuniones de negocios, conferencias en la Academia de Medicina y Terapias Integrativas. Finalmente, llegué al Museo de Antropología, donde el bullicio de los vendedores ambulantes me recordó el mercado de Diagon Alley.
A las seis de la tarde, el museo ya estaba cerrando. Una pequeña multitud se había congregado en la entrada. Le pedí a la encargada del museo, una bruja con un uniforme que recordaba a los Aurores, que me dejara pasar para usar el baño. Pero ella negó con la cabeza, insistiendo en que ya estaban cerrando y sacando a la gente. Así que me quedé esperando junto a dos mujeres. Una de ellas también necesitaba ir al baño, y al compartir nuestras frustraciones, encontramos consuelo en la compañía del otro.
Cerca de las seis y media, nos permitieron entrar. Al llegar al auditorio, me sorprendió ver una fila de unas sesenta personas que ya estaban adentro del museo. Rápidamente fui al baño y compré el libro de Vilma. Encontré a las mujeres de antes en la fila y me uní a ellas.
Mientras esperábamos, una mujer detrás de mí mencionó que se dedicaba al diseño de vestuario y moda. Hablamos sobre cómo podría incorporar algo para mi marca personal, y ella me dio algunas sugerencias útiles. Con la persona delante de mí, compartimos anécdotas sobre el tiempo de espera y la necesidad de ir al baño. Finalmente, nos dejaron entrar al auditorio y nos pidieron que nos sentáramos en orden.
Pusieron algunos audios, y la mujer a mi derecha me dijo que era el audiolibro de Vilma. Me mostró el libro, donde venía el texto que estábamos escuchando. Tras varias repeticiones, el ambiente empezó a ponerse tenso. A las siete en punto, Vilma llegó, y el auditorio estalló en aplausos. Ella se dirigió tras el escenario, y la presentación comenzó alrededor de las siete y cuarto.
Vilma, con su carisma y energía inigualables, comenzó a hablar sobre su vida, la evolución de sus negocios y consejos sobre cómo crear una marca personal. Al finalizar, respondió a dos preguntas del público y anunció que firmaría libros.
Uno de los organizadores pidió que pasáramos por filas, pero la gente se formó en desorden, como en un duelo de duendes en Gringotts. Aunque hubo quejas, los organizadores no hicieron nada. Decidí unirme a la fila, y mientras esperaba, discutí con la mujer a mi izquierda sobre la desorganización. Comenté que habría sido útil numerar a la gente al ponerles los post-its con sus nombres, pero no habían pensado en eso.
Ya cerca del escenario, pregunté a la mujer a mi izquierda a qué se dedicaba. Me dijo que era editora y publicaba libros, lo cual me alegró enormemente, dado que he estado trabajando en la publicación de mis propios libros. Intercambiamos datos y le expliqué más sobre mi trabajo.
Al llegar al escenario, una persona nos pidió los libros para dárselos a Vilma, y otra nos pidió el celular para tomarnos fotos. Cuando estuve con Vilma, me preguntó cómo estaba. Le comenté que estaba muy contento de verla y mientras firmaba, le mostré mi libro y le expliqué mi interés en colaborar. Ella leyó la portada y me dio las gracias. Le mencioné también que daba terapias, y me dijo que me pusiera en contacto con su organización. Los coordinadores me apremiaban para moverme, así que rápidamente escribí una dedicatoria para ella y le di el libro.
Finalmente, salí del museo satisfecho por haber cumplido mi objetivo. Ahora, espero una respuesta de Vilma o de su equipo. Si no la recibo, me pondré en contacto con ellos pronto.
Espero que mi relato te inspire y te motive a aprovechar las oportunidades, sin importar las dificultades que puedas enfrentar.
Saludos,
Dr. Silvano Leonardo
Instructor
Constelador familiar y organizacional
Terapeuta atemporal sistémico
Master & Bridge Coach
Escritor
Comunicador
Nota 1:
Esta es una de las versiones, de escritores famosos, que le pedí a la i.a., me hiciera de mi escrito original. Te pongo abajo las versiones. Una de ellas es la original.
- “El Encuentro Encantado: Magia y Misterio en el Museo”
- “En las Sombras del Museo: Un Encuentro con el Desconocido”
- “La Larga Espera en el Museo: Un Viaje a la Absurdidad”
- “El Evento en el Museo: Lluvia, Caos y Destino”
- “El Encuentro en el Museo: Un Viaje de Conocimiento”
- “Quería hacer chis y no me dejaron”
Y te invito a que después de leerlas me digas los nombres de los escritores que, según la i.a., así los hubieran escrito.
¿Te animas? Así nada más porque tienes ganas ¿O necesitas un incentivo?
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Nota 2: En las otras versiones te pongo otras fotos.
Nota 3: Próximamente pondré un texto de cómo relaciono esta publicación con la capacitación. Date tus vueltecitas.