¿Dónde guardas tus secretos?

Había tenido un día largo y agotador. Entre consultas, clases y otros asuntos, llegar a casa era lo único que deseaba. Pero al abrir la puerta, me encontré con algo aterrador. Una sensación de vacío frio recorrió mi cuerpo. La sala estaba hecha un caos: los cojines del sofá desgarrados, libros desparramados por el suelo, lámparas rotas, como si una furia invisible hubiese arrasado con todo.

Con el corazón latiendo como un tambor, revisé cada rincón de la casa. La cocina era un desastre de utensilios tirados, la despensa abierta y los paquetes de galletas rotos y regados. Pero algo no cuadraba. El caos parecía deliberado, como queriendo dejar marcas al estar buscando algo. Con el corazón latiendo, avancé hacia la oficina.

Usualmente he sido un hombre meticuloso, así que noté un detalle inquietante: ninguno de los objetos de valor había desaparecido. Ni la televisión, ni la laptop, ni el reloj de colección de mi abuelo que guardaba con tanto cariño.

“Esto no es un robo común”, me decía a mi mismo, mientras avanzaba hacia la habitación que habilité como oficina.

Al abrir la puerta, el aire pareció espesarse. El desastre en mi oficina era incluso mayor: papeles arrugados, libros abiertos y marcados al azar, y mi escritorio despojado de todo orden, y con señales de haber sido rayado con algún instrumento metálico. Sin embargo, en medio del caos, algo llamó poderosamente mi atención: un cuchillo enorme clavado en la pared.

El cuchillo estaba clavado con tal fuerza que parecía un grito mudo en la habitación. La hoja brillaba bajo la luz tenue, y el papel sujeto a él temblaba ligeramente, como si el aire mismo estuviera conteniendo la respiración.

Sujeto al cuchillo, estaba un letrero escrito con letra temblorosa, como si la persona detrás de esto hubiese estado al borde de la locura:

“¿Dónde diablos escondes tus técnicas de copywriting?
¿Y tus secretos para enviar mails exitosos?”

Yo no comprendía ¿Era esto una broma? ¿Una amenaza? ¿O tal vez ambas?

Decidido a llegar al fondo del asunto, busqué alguna pista entre el desastre. Revisé los cajones, la papelera, incluso los libros que habían sido arrancados de los estantes. Y empecé a hacer memoria: actos, eventos, actividades en la que había participado, exposiciones, clases, etc. Así pasó un largo tiempo hasta que de pronto algo iluminó mi mente: tal vez alguien había escuchado mi taller online sobre técnicas de persuasión, y habría pensado que yo era un “guardián de secretos oscuros”.

El taller, titulado “Palabras Encantadas: Técnicas de Persuasión que Hipnotizan”, era una de mis propuestas más innovadoras. Diseñado como un curso avanzado, estaba pensado para quienes buscaban perfeccionar su comunicación interpersonal. Pero, ¿Cómo alguien pudo confundir ‘Palabras Encantadas: ¿Técnicas de Persuasión que Hipnotizan’ con magia negra? Claro, el nombre era provocador, pero no esperaba que alguien lo tomara tan literalmente.

En lugar de caer en la paranoia o el miedo, decidí enfrentar la situación con ingenio e inteligencia emocional. Inspirado por el caos que me rodeaba y el misterioso mensaje, encendí mi laptop y grabé un video que más tarde subiría a redes sociales.

Con un tono solemne y teatral, comencé:

“Estimado intruso, (siempre presuponiendo que había sido uno solo).
Hoy he descubierto que mis técnicas de copywriting son más valiosas de lo que jamás imaginé. Tanto, que alguien ha invadido mi casa buscando lo que cree son secretos mágicos o hechizos ocultos. Déjame aclarar algo: mis trucos no están escritos en pergaminos ni grabados en piedras antiguas.

Están aquí…” (señalé mi cabeza con dramatismo). “… y aquí.” (me llevé la mano al corazón) y claro, con algo de ayuda de la i.a.

Es verdad que cursé un Master en Copywriting, pero no me dedico a formar copywriters.

El taller “Palabras Encantadas: Técnicas de Persuasión que Hipnotizan”

Incluía técnicas y métodos diversos, sobre todo pensando en que podría ser la continuación del curso “comunicación interpersonal I” y que a varios de los que participaron podría interesarles.

Mira, intruso, no sé si buscabas un hechizo para hacer que tus mails no terminen en la carpeta de spam o simplemente necesitabas atención, pero la próxima vez, llámame. Mi sofá y mis otras cosas no merecían este ataque.

Eso sí, querido intruso, si quieres más secretos, me temo que tendrás que inscribirte en uno de mis cursos. Y no olvides llevar tu cuchillo, parece que te gusta hacer una entrada memorable.

Y buscando poner a prueba mi generosidad, estimado intruso: La próxima vez, que vengas a mi casa, ¡llama a la puerta! Y te invito un café. Platicamos y veré la posibilidad de invitarte a un taller o curso que pueda ser de utilidad para ti.

Con una sonrisa irónica, terminé el video con una reverencia exagerada.

El video se volvió viral en cuestión de días, no solo atrayendo a curiosos que querían saber más sobre mi taller, sino también convirtiendo al intruso en una leyenda urbana. Algunos decían que lo había hecho todo a propósito para promocionarme. Lo cual era una absoluta mentira.

Pasadas algunas semanas…

Escuché que algo se deslizaba bajo la puerta principal.

Era un sobre, sin nada escrito.

Instintivamente corrí a abrir la puerta para ver quién lo había traído.

No había nadie.

Me dirigí a mi escritorio.

El sobre parecía ordinario, pero al tocarlo, una sensación fría recorrió mis dedos. Al abrirlo, el olor metálico que emergió hizo que mi corazón latiera con fuerza.

El papel era grueso, casi cartón, y la sustancia roja parecía aún fresca. Lo olí, dudando… No, no podía ser. ¿Esto es… sangre?’ La pregunta resonó en mi mente mientras el reloj de pared marcaba la medianoche.

Al revisar el interior del sobre encontré un papel, con un texto escrito con letra temblorosa, como si la persona detrás de esto hubiese estado al borde de la locura. El texto decía: “acepto el café”

Pero… ¿Con qué lo había escrito? ¿Acaso era sangre?

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Y tú que estás leyendo esto:

¿Y tú qué harías? Dímelo en los comentarios… pero rápido; antes de que la historia dé un giro más oscuro.

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¿O qué esperabas? ¿Qué terminara invitándote a un curso de storytelling, comunicación interpersonal o inteligencia emocional?

Oye… espero que comprendas por lo que estoy pasando y si quiero que me digas dónde guardas tus secretos.

@Todos los derechos reservados, 2025, Dr. Silvano Leonardo

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